Desde la aparición de la virtualidad en nuestras vidas, ésta le ha otorgado un nuevo matiz para el cual la mayoría de los padres no ha recibido ningún tipo de entrenamiento.

Es costumbre afirmar que, a partir de las pautas de crianza y educación que recibimos formamos a nuestra descendencia, rechazando o tomando lo que consideramos mejor de los valores recibidos. Sin embargo, esta es una nueva situación a la que los padres se tienen que enfrentar con su experiencia y nada más.

Con la llegada de la pandemia y el confinamiento (2019) el vínculo con las redes sociales se exacerbó y trastocó todo el entramado que hasta entonces conformaba las pautas de interacción adolescente.

Pero el cambio va más allá, la escuela (todo el sistema educativo) se vio obligada a cerrar sus puertas, privando a los jóvenes de todo el cúmulo de relaciones e interacciones de carácter social que en definitiva marcan y concretan su personalidad. Si a esto le sumamos que las relaciones al interior de la familia fueron cambiadas sustancialmente, nos coloca en una situación de reaprendizaje para todos.

La sensación es que estamos en presencia de una nueva generación distanciada de la realidad. Pareciera que se conforman con un rol de espectadores del acontecer, a menos que la participación implique el uso de la virtualidad.

Hoy la mayoría de los países anuncian una creciente demanda de atención en su salud mental por parte de los jóvenes: retraimiento, poca habilidad para la interacción social, sociopatías, psicopatías, trastornos de personalidad.

Si antes el reto para el ser humano consistía en forjar una personalidad estable y orientada al logro, hoy hay que sumarle que deben forjar además una personalidad virtual.

Estudios revelan que, si un adolescente dedica más de dos horas a revisar una red social como Instagram, se convierte en sujeto de posibles trastornos como la ansiedad, la depresión, baja autoestima y el aislamiento. Y sabemos que, en tiempos de pandemia, dos horas es nada, y si le sumamos Tick Tock y Fb, el panorama es más que preocupante.