Aunque pequeño el porcentaje (1 de cada 10 según algunos datos) las personas pueden manifestar malestar y dolor tiempo después , y en algunos casos persistentemente, producto de haber padecido la enfermedad. Para ofrecer información al respecto, reproducimos un texto publicado en el portal de la Clínica Mayo, cuyo contenido nos da luces sobre este asunto.
Todavía no se conocen muchos efectos a largo plazo de COVID-19
Todavía no se sabe mucho sobre cómo la COVID-19 va a afectar a la gente con el tiempo. Pero los investigadores recomiendan que los médicos vigilen de cerca a las personas que han tenido laCOVID-19 para ver cómo están funcionando sus órganos después de su recuperación.
Muchos centros médicos grandes están abriendo clínicas especializadas para brindar atención médica a las personas con síntomas persistentes o enfermedades relacionadas una vez que se recuperan de la COVID-19.
Es importante recordar que la mayoría de la gente que tiene la COVID-19 se recupera rápidamente. Pero los posibles problemas duraderos de la COVID-19 hacen que sea aún más importante reducir la trasmisión de la enfermedad tomando precauciones como ponerse mascarillas, evitar las multitudes, y tener las manos limpias.
COVID-19 (coronavirus): Efectos a largo plazo
Los síntomas de COVID-19 a veces pueden persistir durante meses. El virus puede dañar los pulmones, el corazón y el cerebro, lo que aumenta el riesgo de problemas de salud a largo plazo.
La mayor parte de la gente que tiene la enfermedad del coronavirus 2019 (COVID-19) se recupera completamente en unas semanas. Pero algunos — aun aquellos que han tenido una enfermedad leve — continúan presentando síntomas después de su recuperación inicial.
Estas personas a veces se autodescriben como «enfermos a largo plazo», y la enfermedad se conoce como síndrome post- COVID-19 o «COVID-19 larga».
Los adultos mayores y las personas con muchas afecciones graves son los que más probablemente presenten síntomas persistentes de la COVID-19, pero incluso las personas jóvenes y sanas pueden sentir malestar durante semanas a meses después de la infección. Los signos y síntomas más comunes que persisten con el tiempo incluyen:
- fatiga
- falta de aire al respirar
- tos
- dolor en las articulaciones
- dolor en el pecho
- Otros signos y síntomas a largo plazo pueden incluir:
- dolor en los músculos o dolor de cabeza
- latidos rápidos o fuertes del corazón
- pérdida del olfato o del gusto
- problemas de memoria, de concentración, o para dormir
- erupciones o pérdida del cabello
Daño a los órganos causado por COVID-19
Aunque la COVID-19 se considere una enfermedad que primariamente afecta los pulmones, también puede dañar a muchos otros órganos. Este daño a los órganos puede aumentar el riesgo de problemas de salud a largo plazo. Los órganos que pueden estar afectados por la COVID-19 incluyen:
El corazón. Las pruebas por imágenes tomadas meses después de la recuperación de la COVID-19 han mostrado daño duradero al músculo cardíaco, aun en el caso de las personas que presentaron solamente síntomas leves de la COVID-19. Esto puede aumentar el riesgo de insuficiencia cardíaca u otras complicaciones cardíacas en el futuro.
Los pulmones. El tipo de neumonía que con frecuencia se asocia con la COVID-19 puede causar daño duradero a los diminutos sacos de aire (alvéolos) en los pulmones. El tejido cicatricial resultante puede llevar a problemas respiratorios a largo plazo.
El cerebro. Aun en la gente joven, la COVID-19 puede causar accidentes cardiovasculares, convulsiones, y el síndrome de Guillain-Barré — una afección que causa parálisis temporaria.La COVID-19 también puede aumentar el riesgo de desarrollar la enfermedad de Parkinson y la de Alzheimer.
Coágulos sanguíneos y problemas de los vasos sanguíneos
La COVID-19 puede hacer que sea más posible que las células sanguíneas se aglomeren y formen coágulos. Mientras que los coágulos grandes pueden causar ataques al corazón y accidentes cardiovasculares, se piensa que mucho del daño al corazón causado por la COVID-19 viene de coágulos muy pequeños que bloquean los diminutos vasos sanguíneos (capilares) en el músculo del corazón.
Otras partes del cuerpo afectadas por los coágulos sanguíneos incluyen los pulmones, las piernas, el hígado y los riñones.La COVID-19 también puede debilitar los vasos sanguíneos y hacer que tengan fugas, lo que contribuye a problemas posiblemente duraderos con el hígado y los riñones.
Problemas de estado de ánimo y de fatiga
Las personas con síntomas graves de la COVID-19 con frecuencia necesitan tratamiento en la unidad de cuidado intensivo de un hospital, con asistencia mecánica, como la de un respirador, para respirar. Simplemente sobrevivir esta experiencia puede hacer que, más tarde, una persona tenga más posibilidades de desarrollar síndrome de estrés postraumático, depresión, y ansiedad.
Como es difícil predecir resultados a largo plazo respecto al nuevo virus que causa la COVID-19, los científicos están observando los efectos que se han visto a largo plazo con virus relacionados, como el que causa el síndrome respiratorio agudo grave (SARS).
Muchas personas que se han recuperado del SARS han desarrollado el síndrome de fatiga crónica, un trastorno complejo caracterizado por fatiga extrema que empeora con la actividad física o mental pero no mejora con el descanso. Lo mismo puede darse entre las personas que han tenido la COVID-19.
Fuente:
https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/coronavirus/in-depth/coronavirus-long-term-effects/art-20490351
www.mscbs.gob.es