Desde la noticia del brote de una enfermedad respiratoria asociada a la presencia de un virus, el mundo entró en “temor” colectivo, ubicando el imaginario en uno de los miedos más poderosos que afectan al ser humano: la existencia de un agente capaz de vencer nuestra inteligencia.

Pero esta pandemia, como ha sido calificada por la Organización Mundial de la Salud, solo ha resultado mortal para un promedio cercano al dos (2) % de los infectados, esto por la alta incidencia de mortalidad en países como Italia y España. Y, se sigue evaluando los efectos secundarios en aquellos que fueron víctimas de la infección y la sobrevivieron.

Los Virus

Los virus son tan básicos que existen serias dudas en considerarlos seres “vivos”. No son más que fragmentos de ADN (Ácido Desoxirribonucleico)  o ARN (Ácido Ribonocleico) encapsulados en una base de proteínas que comparten con nosotros el ambiente.

Los virus, para mantenerse activos, requieren encontrar una célula viva que les sirva de casa. Una vez conquistada la célula, toman el control de su aparato duplicador y comienza a realizar copias de si mismo, infectando al paciente.

¿Inteligentes?, no lo sabemos. ¿Por qué actúan de esta manera?, tampoco, pero por cruel que parezca unas porciones insignificantes del compuesto esencial de la vida en cuanto a genética se trata (ADN – ARN) representan un peligro inminente para la salud mundial. Ya Hollywood se ha encargado de hacernos temer por ello.

Cómo nos defendemos

Los científicos han logrado desarrollar un conjunto de vacunas para luchar contra algunos virus cuya fuerza mitigan la salud del hombre. Entre ellas el sarampión, viruela, polio, hepatitis y algunas otras en período de prueba, con resultados alentadores como la del Virus de Papiloma Humano.

Es tan antigua la presencia de virus en la humanidad que nuestro cuerpo está dotado de todo un sistema defensivo para luchar contra ellos. No le resulta fácil a estos agentes adueñarse de las células para dañar nuestro complejo sistema de salud.

En primer lugar, los virus no penetran por nuestra piel, ya que,en su parte externa, está compuesta por capas de células muertas, las cuales son inservibles para sus fines.

El virus debe entrar entonces por las ventanas que les ofrecemos incluyendo las heridas.

Sin embargo, una vez dentro de nuestro organismo la lucha es feroz: la saliva representa un ambiente inhóspito para la mayoría de los virus y los ácidos gástricos tampoco le son favorables.

Superadas estas primeras defensas es posible que el virus se aloje en alguna célula sana de nuestro cuerpo, es entonces cuando el sistema defensivo se activa para “envolver” la célula conquistada y eliminarla o matarla, arrastrando consigo al virus.

Incluso hay estudios que demuestran que la misma célula es capaz de emitir algún tipo de señal que advierte la presencia de un agente extraño y se dispone a morir (inmolarse).

En condiciones normales, esta batalla puede durar de 3 a 4 días los cuales son suficientes para que nuestro organismo acabe con el ataque y venza al virus.

Qué pasa con el COVID-19

En primer lugar, aún no existen datos certeros en cuanto al tiempo que permanece activo este virus en el ambiente. Fuentes confiables indican que puede durar hasta 12 horas en superficies como acero o vidrio. (otros dicen que hasta 9 días) Y que la vida promedio en ropa o en el piso puede ser no mayor de 3 horas.

Luego el virus es muy efectivo en dos tareas: tomar células para sus fines e impedir el reconocimiento de este hecho. Es decir, toma de tal forma la identidad de la célula que le resulta difícil a las defensas del nuestro cuerpo determinar su presencia, pasando inadvertido y trabajando con confianza. Esto le permite en una hora duplicarse hasta 100 mil veces disminuyendo la eficiencia en el funcionamiento del órgano infectado, que en su caso son los pulmones.

Otra característica es que, aun sin mostrar síntomas de infección, usted puede ser portador del virus y agente de contagio. Haciendo muy alto el índice de contagios.

Las personas de avanzada edad o con problemas en su sistema inmunológico, bien sea por condiciones innatas o por otras afecciones o enfermedades, componen el porcentaje de 2% que les resulta imposible luchar contra el virus.

Por estas razones la fórmula que se ha encontrado y que ha dado mejores resultados es cortar la cadena de contagio para evitar que el virus encuentre una célula viva en la cual mantenerse activo y multiplicarse.

Puede ser que usted no pertenezca al grupo de riesgo y que, en 15 días, recobre su salud, pero, en ese tiempo, pudo haber servido como vehículo para enfermar a una persona mayor o con deficiencias en su sistema respiratorio que seguramente verá comprometida su vida.

Las claves de la cuarentena:

Evitar contagios para:

  • Preservar la salud y evitar condiciones de atención sanitaria insostenibles.
  • Alcanzar la desactivación (o muerte) del virus, el cual, al no encontrar una célula huésped que le permita multiplicarse pasará a un estado de inactividad. Esto podría ocurrir millones de veces al día y se espera que se repita en el mundo entero.
  • Controlar la propagación y el contagio mientras los científicos sintetizan una vacuna, chinos, rusos y alemanes, según las últimas informaciones, aseguran estar próximos a dar al mundo la buena noticia.

En un próximo post hablaremos un poco mas del corona virus y de algunas recomendaciones para enfrentar la ansiedad que nos produce esta situación de riesgo de vida y el hecho de someternos a una cuarentena.

Fuentes:

https://es-us.noticias.yahoo.com/coronavirus-covid19-cd147-ace2-furina-grp78-ruta-infecciosa-213509425.html
https://www.inecol.mx/inecol/index.php/es/2013-06-05-10-34-10/17-ciencia-hoy/436-que-son-los-virus-y-como-funcionan
https://www.genome.gov/es/genetics-glossary/Virus
https://www.bbc.com/mundo/noticias-51912089
https://concepto.de/virus-en-biologia/